
7 ó 6 a.C.- Nace Jesús en Belén mientras José y María viajaban para inscribirse en el censo ordenado por Cirino, gobernador de Siria. En el año de los cónsules de Roma: Decimus Laelius Decimi F. Balbus y C. Antistius C. F. Vetus
4 d.C.- Muere Herodes el Grande, rey de Judea desde 37 a.C.
5 al 10- Nace Pablo en Tarso y es ciudadano romano desde su nacimiento al ser hijo de judíos que poseían tal nacionalidad.
27- Predicación de Juan Bautista en el río Jordán e inicio del Ministerio de Jesús en Galilea.
28- Jesús acude a Jerusalén para celebrar la Pascua.
29- A principios de año Juan Bautista es decapitado en Maqueronte por orden de Herodes Antipas. Poco antes de Pascua Jesús realiza el milagro de los panes y los peces.
30- El viernes 7 de abril, día antes de la Pascua, Jesús muere en la Cruz. El domingo 9 de abril Jesús resucita. En Pentecostés se produce la efusión del Espíritu Santo sobre María y los doce apóstoles. Se funda la primera comunidad cristiana en Jerusalén. Pedro es la cabeza visible de la nueva Iglesia.
33- Los apóstoles eligen a los siete colaboradores helénicos que ayudarán en el apostolado a los judíos de origen griego.
34- Esteban es lapidado. Comienza la persecución de la Iglesia a gran escala por parte de las autoridades religiosas judías y la comunidad cristiana se dispersa. Pedro y Juan predican en Samaría. Cristo se revela a Pablo, quien se retira al desierto de Arabia.
36- Pablo vuelve a Damasco pero tiene que huir perseguido por los radicales judíos.
37- Fundación de la Iglesia de Antioquía.
44- Agripa I ordena la ejecución del apóstol Santiago antes de la Pascua, durante ella ordena el encarcelamiento de Pedro.
46-48- Primer gran viaje de Pablo que recorrerá Antioquía, Chipre, Antioquía de Pisidia, Listra, etc.
48- Concilio de Jerusalén. En este primer concilio de la Iglesia se decide por seguir la tesis defendida por Pablo: que los gentiles (los no judíos) no necesitan circuncidarse ni abrazar la Ley mosaica para poder ser bautizados. La Iglesia se abre a todos los pueblos de la Tierra tal y como profetizó Cristo.
49-52- Segundo gran viaje de Pablo: Listra, Frigia, Galacia, Filipos, Tesalónica, Atenas, etc.
51- Pablo escribe las epístolas a los Tesalonicenses.
52-60- Marcos escribe su evangelio en griego.
52- En primavera Pablo comparece ante Galión y en verano vuelve a Jerusalén para viajar después a Antioquía.
53- Comienza el tercer gran viaje de Pablo. En Éfeso y en Corinto.
54- Tras atravesar Galacia y Frigia Pablo pasa dos años y tres meses en Éfeso.
56- Pablo escribe su epístola a los Filipenses en Éfeso.
57- Hacia Pascua Pablo escribe su primera epístola a los Corintios, visita Corinto y vuelve a Éfeso donde probablemente escribe la epístola a los Gálatas. a fines de año atraviesa Macedonia y escribe su segunda epístola a los Corintios.
58- Pablo recibe el año nuevo en Corinto y escribe su epístola a los Romanos. Pasa la Pascua en Filipos y viaja por mar a Cesarea. En verano Santiago (llamado "el hermano del Señor") queda al frente de la comunidad judeocristiana. En Pentecostés Pablo es arrestado en el Templo de Jerusalén y llevado ante Ananías y el Sanedrín, después es enviado por los romanos a Cesarea donde comparece ante Félix. Quedará en Cesarea en prisión preventiva.
60- Pablo comparece ante Festo y el rey Agripa que deciden que no ha cometido ningún delito, pero ante la presión de los radicales judíos que quieren su muerte y tratan de enjuiciarle el apóstol hace valer los derechos jurídicos que le da su ciudadanía romana, decide apelar al emperador y es enviado por mar a Roma. En Malta naufraga su nave.
61- Pablo en Roma en custodia militar (libertad vigilada por un guardia que le acompaña permanentemente). Apostolado de Pablo en la capital del Imperio. Escribe las epístolas a los Colosenses, a los Efesios y a Filemón.
62- Anán, sumo sacerdote de Israel, ordena lapidar a Santiago. Simeón le sucede al frente de la Iglesia de Jerusalén.
63- Pablo es puesto en libertad. Se especula con que viajó a España.
64- (aproximadamente) Pedro escribe primera Epístola y Mateo su evangelio (entre el 60 y el 70). El emperador Nerón acusa del incendio de Roma a los cristianos y se inicia una persecución implacable contra ellos.
65- Pablo viaja a Éfeso, a Creta y a Macedonia donde remite su primera epístola a Timoteo y la epístola a Tito.
66- Israel se subleva contra Roma, comienza la Guerra de los Judíos.
67- Se escribe la epístola a los Hebreos. La persecución se intensifica y centenares de cristianos son detenidos, entre ellos Pedro y Pablo. En la prisión Pablo escribirá su descorazonadora y a la vez esperanzadora segunda epístola a Timoteo. Pedro es crucificado en la colina del Vaticano en Roma. Pablo es decapitado.
70- El 29 de agosto Tito, hijo de Vespasiano y comandante en jefe de las legiones orientales, toma el Templo de Jerusalén.
73- El legado romano Silva toma la fortaleza de Masada y finaliza la guerra.
70-80- Lucas escribe su evangelio y los Hechos de los Apóstoles que originariamente constituían un único volumen. Se escriben la epístola de Judas y la llamada "segunda de Pedro".
95- Juan es desterrado a Patmos. Allí da forma a la edición definitiva del Apocalipsis. Después escribirá su Evangelio y la primera Epístola.
A partir del 98- A comienzos del reinado de Trajano Juan muere.
132- Nueva sublevación de los judíos contra Roma.
135- Las legiones de Roma terminan con la última resistencia. Los judíos son deportados de Israel a todas las provincias del Imperio y se prohibe el culto a Yavé en su propia tierra. Jerusalén, arrasada hasta los cimientos, es reconstruida con el nombre de Elia Capitolina. Los judíos tienen prohibida la entrada en ella bajo pena de muerte.
4 d.C.- Muere Herodes el Grande, rey de Judea desde 37 a.C.
5 al 10- Nace Pablo en Tarso y es ciudadano romano desde su nacimiento al ser hijo de judíos que poseían tal nacionalidad.
27- Predicación de Juan Bautista en el río Jordán e inicio del Ministerio de Jesús en Galilea.
28- Jesús acude a Jerusalén para celebrar la Pascua.
29- A principios de año Juan Bautista es decapitado en Maqueronte por orden de Herodes Antipas. Poco antes de Pascua Jesús realiza el milagro de los panes y los peces.
30- El viernes 7 de abril, día antes de la Pascua, Jesús muere en la Cruz. El domingo 9 de abril Jesús resucita. En Pentecostés se produce la efusión del Espíritu Santo sobre María y los doce apóstoles. Se funda la primera comunidad cristiana en Jerusalén. Pedro es la cabeza visible de la nueva Iglesia.
33- Los apóstoles eligen a los siete colaboradores helénicos que ayudarán en el apostolado a los judíos de origen griego.
34- Esteban es lapidado. Comienza la persecución de la Iglesia a gran escala por parte de las autoridades religiosas judías y la comunidad cristiana se dispersa. Pedro y Juan predican en Samaría. Cristo se revela a Pablo, quien se retira al desierto de Arabia.
36- Pablo vuelve a Damasco pero tiene que huir perseguido por los radicales judíos.
37- Fundación de la Iglesia de Antioquía.
44- Agripa I ordena la ejecución del apóstol Santiago antes de la Pascua, durante ella ordena el encarcelamiento de Pedro.
46-48- Primer gran viaje de Pablo que recorrerá Antioquía, Chipre, Antioquía de Pisidia, Listra, etc.
48- Concilio de Jerusalén. En este primer concilio de la Iglesia se decide por seguir la tesis defendida por Pablo: que los gentiles (los no judíos) no necesitan circuncidarse ni abrazar la Ley mosaica para poder ser bautizados. La Iglesia se abre a todos los pueblos de la Tierra tal y como profetizó Cristo.
49-52- Segundo gran viaje de Pablo: Listra, Frigia, Galacia, Filipos, Tesalónica, Atenas, etc.
51- Pablo escribe las epístolas a los Tesalonicenses.
52-60- Marcos escribe su evangelio en griego.
52- En primavera Pablo comparece ante Galión y en verano vuelve a Jerusalén para viajar después a Antioquía.
53- Comienza el tercer gran viaje de Pablo. En Éfeso y en Corinto.
54- Tras atravesar Galacia y Frigia Pablo pasa dos años y tres meses en Éfeso.
56- Pablo escribe su epístola a los Filipenses en Éfeso.
57- Hacia Pascua Pablo escribe su primera epístola a los Corintios, visita Corinto y vuelve a Éfeso donde probablemente escribe la epístola a los Gálatas. a fines de año atraviesa Macedonia y escribe su segunda epístola a los Corintios.
58- Pablo recibe el año nuevo en Corinto y escribe su epístola a los Romanos. Pasa la Pascua en Filipos y viaja por mar a Cesarea. En verano Santiago (llamado "el hermano del Señor") queda al frente de la comunidad judeocristiana. En Pentecostés Pablo es arrestado en el Templo de Jerusalén y llevado ante Ananías y el Sanedrín, después es enviado por los romanos a Cesarea donde comparece ante Félix. Quedará en Cesarea en prisión preventiva.
60- Pablo comparece ante Festo y el rey Agripa que deciden que no ha cometido ningún delito, pero ante la presión de los radicales judíos que quieren su muerte y tratan de enjuiciarle el apóstol hace valer los derechos jurídicos que le da su ciudadanía romana, decide apelar al emperador y es enviado por mar a Roma. En Malta naufraga su nave.
61- Pablo en Roma en custodia militar (libertad vigilada por un guardia que le acompaña permanentemente). Apostolado de Pablo en la capital del Imperio. Escribe las epístolas a los Colosenses, a los Efesios y a Filemón.
62- Anán, sumo sacerdote de Israel, ordena lapidar a Santiago. Simeón le sucede al frente de la Iglesia de Jerusalén.
63- Pablo es puesto en libertad. Se especula con que viajó a España.
64- (aproximadamente) Pedro escribe primera Epístola y Mateo su evangelio (entre el 60 y el 70). El emperador Nerón acusa del incendio de Roma a los cristianos y se inicia una persecución implacable contra ellos.
65- Pablo viaja a Éfeso, a Creta y a Macedonia donde remite su primera epístola a Timoteo y la epístola a Tito.
66- Israel se subleva contra Roma, comienza la Guerra de los Judíos.
67- Se escribe la epístola a los Hebreos. La persecución se intensifica y centenares de cristianos son detenidos, entre ellos Pedro y Pablo. En la prisión Pablo escribirá su descorazonadora y a la vez esperanzadora segunda epístola a Timoteo. Pedro es crucificado en la colina del Vaticano en Roma. Pablo es decapitado.
70- El 29 de agosto Tito, hijo de Vespasiano y comandante en jefe de las legiones orientales, toma el Templo de Jerusalén.
73- El legado romano Silva toma la fortaleza de Masada y finaliza la guerra.
70-80- Lucas escribe su evangelio y los Hechos de los Apóstoles que originariamente constituían un único volumen. Se escriben la epístola de Judas y la llamada "segunda de Pedro".
95- Juan es desterrado a Patmos. Allí da forma a la edición definitiva del Apocalipsis. Después escribirá su Evangelio y la primera Epístola.
A partir del 98- A comienzos del reinado de Trajano Juan muere.
132- Nueva sublevación de los judíos contra Roma.
135- Las legiones de Roma terminan con la última resistencia. Los judíos son deportados de Israel a todas las provincias del Imperio y se prohibe el culto a Yavé en su propia tierra. Jerusalén, arrasada hasta los cimientos, es reconstruida con el nombre de Elia Capitolina. Los judíos tienen prohibida la entrada en ella bajo pena de muerte.
La tierra de JESÚS:
La tierra en la que nació Jesús era entonces, como lo fue antes y lo es aún hoy, tierra de conflictos ancestrales. La tierra que para los judíos es la Tierra Prometida es una estrecha franja de tierra el el extremo oriental del Mediterráneo.
A la izquierda, mapa de Peter Connolly (Ed. Oxford University Press) donde se aprecia el relieve de la tierra de Israel. A la derecha mapa donde se ubican las principales ciudades y los pueblos de Belén, donde nació Jesús y Nazaret, donde vivió su infancia y adolescencia.
La franja que da al mar Mediterráneo es, en su mayor parte llanura. Hacia el este se forma una cadena montañosa de 130 km. de longitud por 30 km. de anchura y unos 500 metros de altura sobre el nivel del mar y que desciende al este para formar el valle del Jordán, una depresión de unos 300 km. por los que discurre este río en la que se encuentran el lago de agua dulce llamado mar de Galilea (o lago Tiberíades) y el mar Muerto, un lago salado que se encuentra en el punto más bajo de la Tierra (400 metros bajo el nivel del mar). Más al este se alza una cordillera de rocas calizas de unos 400-500 m. de altura sobre el nivel del mar. Al norte limita con Siria y al sur con el desierto donde habitaban los beduinos. La región de Galilea fue anexionada a Israel en 102 a.C. por Aristóbulo y pronto llegaron muchos judíos para repoblarla, ya que es la zona más fértil con su clima subtropical de abundantes lluvias. Allí crecían según Flavio Josefo palmeras, datileras, higueras, olivos, nogales, etc. Se cultivaba trigo, vid y lino. En el mar de Galilea abundaba el pescado y los pescadores, entre ellos estaba Simón, luego llamado Pedro que sería la cabeza visible de la Iglesia primitiva.
El mar de Galilea. Un lugar muy relacionado con Jesús.
En tiempos de Jesús la población judía de Palestina se estima en aproximadamente 1.000.000 de personas. Fuera de Palestina debía haber por lo menos la misma cifra viviendo repartidos por todo el mundo conocido (Diáspora): Alejandría, Babilonia y la parte oriental del Mediterráneo. En tiempos de Jesús, la influencia del helenismo impregnaba todo el Mediterráneo y también los judíos se sentían influenciados por la cultura griega. Por ejemplo, la lengua de la mayoría de los judíos de la Diáspora era el griego. Y no olvidemos que la redacción definitiva de los Evangelios de Marcos, Lucas y Juan se hizo en esta lengua.
¡Y Jerusalén! La ciudad santa para las tres grandes religiones, la capital de la tierra de los judíos, centro de toda su espiritualidad y por la que aún hoy se vierte la sangre de manera tan inútil y triste.
La Jerusalén de Jesús por Peter Connolly (Ed. Oxford University Press). Destaca la enorme mole del templo (7), la fortaleza Antonia adosada a él (8) y el palacio de Herodes donde Jesús fue juzgado por Pilato (1)
Cuando nació Jesús Palestina formaba parte del Imperio Romano, aunque gozaba de gran autonomía y tenía su propio rey, en ese momento Herodes llamado "el Grande", cuyo reinado nació en medio de guerras y crímenes y se desarrolló de manera igual de sangrienta (Herodes ordenó asesinar a casi la mitad de su familia), aunque fue un buen administrador que dejó las arcas llenas y modernizó enormemente su reino con un enorme plan de infraestructuras. Eso sí, todo bañado en sangre.
Los judíos profesaban todos la misma fe, pero estaban divididos entre ellos por múltiples razones de carácter sociales, políticos, religiosos y hasta geográficos que serán estudiado en siguientes capítulos.
En este contexto geográfico, social y político nació Jesús de Nazaret.
La tierra en la que nació Jesús era entonces, como lo fue antes y lo es aún hoy, tierra de conflictos ancestrales. La tierra que para los judíos es la Tierra Prometida es una estrecha franja de tierra el el extremo oriental del Mediterráneo.
A la izquierda, mapa de Peter Connolly (Ed. Oxford University Press) donde se aprecia el relieve de la tierra de Israel. A la derecha mapa donde se ubican las principales ciudades y los pueblos de Belén, donde nació Jesús y Nazaret, donde vivió su infancia y adolescencia.
La franja que da al mar Mediterráneo es, en su mayor parte llanura. Hacia el este se forma una cadena montañosa de 130 km. de longitud por 30 km. de anchura y unos 500 metros de altura sobre el nivel del mar y que desciende al este para formar el valle del Jordán, una depresión de unos 300 km. por los que discurre este río en la que se encuentran el lago de agua dulce llamado mar de Galilea (o lago Tiberíades) y el mar Muerto, un lago salado que se encuentra en el punto más bajo de la Tierra (400 metros bajo el nivel del mar). Más al este se alza una cordillera de rocas calizas de unos 400-500 m. de altura sobre el nivel del mar. Al norte limita con Siria y al sur con el desierto donde habitaban los beduinos. La región de Galilea fue anexionada a Israel en 102 a.C. por Aristóbulo y pronto llegaron muchos judíos para repoblarla, ya que es la zona más fértil con su clima subtropical de abundantes lluvias. Allí crecían según Flavio Josefo palmeras, datileras, higueras, olivos, nogales, etc. Se cultivaba trigo, vid y lino. En el mar de Galilea abundaba el pescado y los pescadores, entre ellos estaba Simón, luego llamado Pedro que sería la cabeza visible de la Iglesia primitiva.
El mar de Galilea. Un lugar muy relacionado con Jesús.
En tiempos de Jesús la población judía de Palestina se estima en aproximadamente 1.000.000 de personas. Fuera de Palestina debía haber por lo menos la misma cifra viviendo repartidos por todo el mundo conocido (Diáspora): Alejandría, Babilonia y la parte oriental del Mediterráneo. En tiempos de Jesús, la influencia del helenismo impregnaba todo el Mediterráneo y también los judíos se sentían influenciados por la cultura griega. Por ejemplo, la lengua de la mayoría de los judíos de la Diáspora era el griego. Y no olvidemos que la redacción definitiva de los Evangelios de Marcos, Lucas y Juan se hizo en esta lengua.
¡Y Jerusalén! La ciudad santa para las tres grandes religiones, la capital de la tierra de los judíos, centro de toda su espiritualidad y por la que aún hoy se vierte la sangre de manera tan inútil y triste.
La Jerusalén de Jesús por Peter Connolly (Ed. Oxford University Press). Destaca la enorme mole del templo (7), la fortaleza Antonia adosada a él (8) y el palacio de Herodes donde Jesús fue juzgado por Pilato (1)
Cuando nació Jesús Palestina formaba parte del Imperio Romano, aunque gozaba de gran autonomía y tenía su propio rey, en ese momento Herodes llamado "el Grande", cuyo reinado nació en medio de guerras y crímenes y se desarrolló de manera igual de sangrienta (Herodes ordenó asesinar a casi la mitad de su familia), aunque fue un buen administrador que dejó las arcas llenas y modernizó enormemente su reino con un enorme plan de infraestructuras. Eso sí, todo bañado en sangre.
Los judíos profesaban todos la misma fe, pero estaban divididos entre ellos por múltiples razones de carácter sociales, políticos, religiosos y hasta geográficos que serán estudiado en siguientes capítulos.
En este contexto geográfico, social y político nació Jesús de Nazaret.
La religión de los judíos
Jesús nació judío, se crió en el judaísmo e inició su Magisterio ateniéndose escrupulosamente a la religión de sus ancestros. Por ello, los cristianos consideramos sagrado lo mismo que Jesús consideró sagrado. Para nosotros el Antiguo Testamento es Palabra de Dios revelada. Jesús vino para engrandecer aquella revelación, para completarla y darla a conocer a todos los pueblos de la Tierra.
La religión judía se basa en un principio: la adoración al único Dios (Yahvéh) y la estricta obediencia a su Ley religiosa escrita: la Torah.
La Torá hebrea.
La Torá hebrea es la compilación de la Ley revelada a Moisés por Dios y era el punto central en torno al cual se desarrollaba toda la vida judía. La religión judía es una religión muy estricta porque desarrollo final de su Ley está condicionado por la durísimas condiciones de vida de la marcha a través del desierto con Moisés y la conquista de la Tierra Prometida con Josué. Algunos ejemplos:
1- los judíos tienen prohibido comer carne de cerdo, ¿por qué? porque un atracón de cerdo en un clima desértico tiene efectos más que negativos.
2- Los judíos son sumamente estrictos con el tema de la impureza. Así, hay ellos distinguen entre cosas que son puras y cosas que son impuras, cosas que se pueden tocar y cosas que no, y si se toca algo impuro hay que descontaminarse lavándose concienzudamente para purificarse. Evidentemente esto tiene una raíz disciplinaria: un pueblo en marcha necesita unas medidas higiénicas constantes para evitar enfermedades, contagios, epidemias, etc.
Los judíos hacían constantes sacrificios a Dios: animales, vegetales o incienso eran sacrificados diariamente en el Templo por los sacerdotes.
La ilustración del maestro Peter Connolly (Ed. Oxford University Press) nos muestra a un sacerdote con su túnica y gorro de lino blanca y a un sumo sacerdote con el chaleco bordado o efod y la bolsa del pecho, de oro con 12 piedras preciosas incrustadas.
Los sacerdotes se contaban por miles y eran los encargados de todo el ritual sagrado judío. Además, eran los intérpretes de la Ley mosaica (la ley de Moisés). Debían ser personas puras según sus cánones, por lo que no podían tener ningún defecto físico. Además debían ser de la tribu de Leví (una de las doce tribus en las que se dividían los judíos). Su salario provenía de un impuesto especial que pagaban los judíos. El día sagrado de los judíos era el sábado (Sabbath).
En los Evangelios se habla de distintas ramas de la religión judía o castas sociales (que todo se mezcla) porque en el siglo II a.C. el judaísmo se había escindido en dos facciones:
Los Fariseos creían que la Ley mosaica era un código vivo y que por tanto su vida debía atenerse exclusivamente a lo que en él estaba prescrito. Creían en la inmortalidad del alma, la resurrección de los muertos, los ángeles y los demonios y tenían sus propios barrios en las ciudades y aldeas en el campo. En la época de Jesús los escribas, los encargados de copiar las escrituras y los fariseos eran prácticamente lo mismo. Jesús llamará hipócritas a la mayoría de ellos y les dirigirá sus críticas. Los fariseos perseguirán a Jesús porque desde el primer momento vieron en Cristo un peligro para sus viciados intereses de casta.
Los saduceos eran la facción aristocrática del judaísmo. Se diferenciaban por aceptar la Ley mosaica literalmente y rechazar todo lo que no se encontrara en ella, por lo que pensaban que Dios no se inmiscuía en la vida cotidiana de los hombres y que cada cual podía hacer lo que creyera más conveniente para sí. No creían ni en la inmortalidad del alma ni en la resurrección de los muertos.
Otra rama mucho menos conocida fueron los esenios, que adquirieron gran importancia histórica con el descubrimiento en 1947 de los famosos escritos de Qumrán escondidos en una gruta cerca del mar Muerto. Eran integrantes de una comunidad religiosa contemporánea a Jesús que desaprobaban las prácticas religiosas de Jerusalén y se habían retirado al desierto para formar una comunidad de orantes que creía que el fin del mundo era inminente. Algunos quieren ver un antecedente de los cristianos en este grupo, pero esto es incorrecto ya que los esenios como grupo religioso nunca fueron cristianos.
El consejo supremo de los judíos era el Sanedrín formado por 71 miembros con mayoría de los saduceos. En la época de Jesús sólo tenía competencias religiosas.
Los judíos celebraban cinco fiestas principales: Pascua, Pentecostés, festival de la Cosecha, fiesta de las Trompetas y día de la Expiación. Además de éstas se celebraban todos los sábados y fiestas menores. La noche del viernes sonaban las trompetas del Sabbath y todos debían interrumpir el trabajo porque la Ley mosaica prohibía cualquier tipo de labor en sábado. Incluso las comidas debían prepararse el viernes. Por la mañana se congregaban en la sinagoga.
Ilustración de Peter Connolly (Ed. Oxford University Press) que muestra la reconstrucción de la sinagoga de los zelotes en Herodium.
La sinagoga era un edificio generalmente de planta cuadrangular con una sala amplia donde se reunían los judíos para orar. Cada sinagoga estaba dirigida por un comité elegido entre los lugareños. La ceremonia comenzaba con un hombre que oraba y después otros siete que leían pasajes de la Torá. Al terminar la lectura se decía un sermón. Al atardecer volvían a sonar la trompetas y se daba por finalizado el Sabbath.
La vida religiosa oficial de Israel se articulaba en torno al grandioso Templo de Jerusalén.
Magnífica ilustración del maestro Peter Connolly (Ed. Oxford University Press) que muestra el Templo de Jerusalén tal y como lo vio Jesús a principios del siglo I de nuestra era. La ilustración lo muestra visto desde el sur. En la esquina noroeste se alza la imponente mole de la fortaleza Antonia, una de cuyas torres formaba parte del Templo. La Antonia estaba ocupada por una cohorte de auxiliares del ejército romano bajo el mando de un tribuno.
Durante las celebraciones los soldados ocupaban los techos del atrio en previsión de disturbios tal y como muestra la ilustración de abajo, también obra de Connolly:
Peter Connolly (Ed. Oxford University Press).
El Templo de Jerusalén tiene sus orígenes en el Templo construido por el rey Salomón y que tras su destrucción fue reedificado por Zorobabel después del exilio en Babilonia. Tras la guerra que le dio definitivamente el trono, el rey Herodes el Grande llevó a cabo una obra colosal de reconstrucción total que comenzó entre el 20-19 a.C. y que sólo se terminaría completamente tras 60 años de trabajos. Herodes dobló la extensión del Templo antiguo, para lo que hubo que construir gigantesco muros de contención a fin de crear una plataforma artificial, ya que el terreno se hallaba en pendiente del valle de Cedrón (allí el nivel de la plataforma está a unos 45 metros del suelo). Para descargar el peso, en la esquina sudeste la plataforma se sostenía en un sistema de arcos de descarga conocidos como "los establos de Salomón". El nuevo patio tenía planta rectangular y medía 480 x 300 metros. Estaba rodeado por paredes de piedra de 5 m. de espesor. De aquella inmensa construcción hoy nos queda la gran plataforma que aún sigue dominando Jerusalén. Hoy, gracias a las excavaciones arqueológicas que se han podido llevar a cabo a partir de 1967 en el perímetro (aquella zona no está para muchas bromas...) tenemos una idea bastante exacta de todo lo que fue este colosal recinto sagrado. En concreto, la parte de la zona inferior de la imagen, con la gran escalera en forma de L (extremo inferior izquierdo) que daba acceso a la zona de reuniones y parte administrativa del Templo (a partir del año 30 d.C. se reunía allí el Sanedrín), y las grandes escalinatas centrales que llevan a la zona de reuniones y la parte superior izquierda, donde se hallaba la famosa "Torre Antonia", la fortaleza que se alzaba amenazadoramente en una de sus esquinas y una de cuyas torres (la más alta) se adentraba en el mismo recinto del patio del templo. Las excavaciones de la zona sur han sacado a la luz un edificio de baños rituales donde los judíos se purificaban antes de acceder al Templo.
El Templo constaba de dos partes: el enorme pórtico exterior que formaba un cuadrado porticado en su parte interna con enormes columnas delimitaba un patio llamado "atrio de los gentiles" al que todos podían acceder fueran judíos o gentiles, hombres o mujeres y el edificio del Templo en sí, situado en el centro del patio y que tuvo que ser construido por mil sacerdotes adiestrados en albañilería a fin de que manos impuras no lo profanaran antes de ser consagrado. Un muro bajo de medio metro de altura en la que había placas donde se leía la siguiente advertencia en griego y en latín: "Ningún extranjero podrá entrar en la balaustrada y recinto que rodean la zona del templo. El que sea capturado será reo de muerte". Este edificio constaba de varias partes diferenciadas: tenía nueve entradas cuyas puertas estaban forradas de placas de oro y plata. Las tres puertas occidentales daban acceso al llamado "patio de las mujeres". Desde éste, una gran puerta de bronce daba acceso al "patio de los israelitas" donde las mujeres no podían acceder y que estaba presidido por un enorme altar de mármol blanco donde se hacían los sacrificios diarios y tras él la fachada monumental del recinto sagrado, un edificio en forma de T de mármol blanco y oro. Este edificio constaba de dos recintos: el primero era el Santuario, cuyas puertas de oro estaban abiertas aunque cubiertas por cortinajes. En el santuario, al que sólo podían acceder sacerdotes, se hallaban el calendabro de siete brazos o menorah, símbolo de Israel, la mesa del pan ácimo y el altar del incienso. Más allá, una enorme cortina ocultaba el Sancta Santorum, una enorme habitación sin ningún tipo de decoración ni mueble alguno donde sólo podía entrar el sumo sacerdote una vez al año para quemar incienso el día de la expiación.
El Templo por Peter Connolly (Ed. Oxford University Press). Corte longitudinal que muestra las distintas partes de las que se componía.
En este Templo comenzó Jesús su vida pública a los doce años, según nos relata Lucas en el segundo capítulo de su Evangelio, versículos 40-49:
El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua.Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiestay, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres.Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles;todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.»El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»
Jesús nació judío, se crió en el judaísmo e inició su Magisterio ateniéndose escrupulosamente a la religión de sus ancestros. Por ello, los cristianos consideramos sagrado lo mismo que Jesús consideró sagrado. Para nosotros el Antiguo Testamento es Palabra de Dios revelada. Jesús vino para engrandecer aquella revelación, para completarla y darla a conocer a todos los pueblos de la Tierra.
La religión judía se basa en un principio: la adoración al único Dios (Yahvéh) y la estricta obediencia a su Ley religiosa escrita: la Torah.
La Torá hebrea.
La Torá hebrea es la compilación de la Ley revelada a Moisés por Dios y era el punto central en torno al cual se desarrollaba toda la vida judía. La religión judía es una religión muy estricta porque desarrollo final de su Ley está condicionado por la durísimas condiciones de vida de la marcha a través del desierto con Moisés y la conquista de la Tierra Prometida con Josué. Algunos ejemplos:
1- los judíos tienen prohibido comer carne de cerdo, ¿por qué? porque un atracón de cerdo en un clima desértico tiene efectos más que negativos.
2- Los judíos son sumamente estrictos con el tema de la impureza. Así, hay ellos distinguen entre cosas que son puras y cosas que son impuras, cosas que se pueden tocar y cosas que no, y si se toca algo impuro hay que descontaminarse lavándose concienzudamente para purificarse. Evidentemente esto tiene una raíz disciplinaria: un pueblo en marcha necesita unas medidas higiénicas constantes para evitar enfermedades, contagios, epidemias, etc.
Los judíos hacían constantes sacrificios a Dios: animales, vegetales o incienso eran sacrificados diariamente en el Templo por los sacerdotes.
La ilustración del maestro Peter Connolly (Ed. Oxford University Press) nos muestra a un sacerdote con su túnica y gorro de lino blanca y a un sumo sacerdote con el chaleco bordado o efod y la bolsa del pecho, de oro con 12 piedras preciosas incrustadas.
Los sacerdotes se contaban por miles y eran los encargados de todo el ritual sagrado judío. Además, eran los intérpretes de la Ley mosaica (la ley de Moisés). Debían ser personas puras según sus cánones, por lo que no podían tener ningún defecto físico. Además debían ser de la tribu de Leví (una de las doce tribus en las que se dividían los judíos). Su salario provenía de un impuesto especial que pagaban los judíos. El día sagrado de los judíos era el sábado (Sabbath).
En los Evangelios se habla de distintas ramas de la religión judía o castas sociales (que todo se mezcla) porque en el siglo II a.C. el judaísmo se había escindido en dos facciones:
Los Fariseos creían que la Ley mosaica era un código vivo y que por tanto su vida debía atenerse exclusivamente a lo que en él estaba prescrito. Creían en la inmortalidad del alma, la resurrección de los muertos, los ángeles y los demonios y tenían sus propios barrios en las ciudades y aldeas en el campo. En la época de Jesús los escribas, los encargados de copiar las escrituras y los fariseos eran prácticamente lo mismo. Jesús llamará hipócritas a la mayoría de ellos y les dirigirá sus críticas. Los fariseos perseguirán a Jesús porque desde el primer momento vieron en Cristo un peligro para sus viciados intereses de casta.
Los saduceos eran la facción aristocrática del judaísmo. Se diferenciaban por aceptar la Ley mosaica literalmente y rechazar todo lo que no se encontrara en ella, por lo que pensaban que Dios no se inmiscuía en la vida cotidiana de los hombres y que cada cual podía hacer lo que creyera más conveniente para sí. No creían ni en la inmortalidad del alma ni en la resurrección de los muertos.
Otra rama mucho menos conocida fueron los esenios, que adquirieron gran importancia histórica con el descubrimiento en 1947 de los famosos escritos de Qumrán escondidos en una gruta cerca del mar Muerto. Eran integrantes de una comunidad religiosa contemporánea a Jesús que desaprobaban las prácticas religiosas de Jerusalén y se habían retirado al desierto para formar una comunidad de orantes que creía que el fin del mundo era inminente. Algunos quieren ver un antecedente de los cristianos en este grupo, pero esto es incorrecto ya que los esenios como grupo religioso nunca fueron cristianos.
El consejo supremo de los judíos era el Sanedrín formado por 71 miembros con mayoría de los saduceos. En la época de Jesús sólo tenía competencias religiosas.
Los judíos celebraban cinco fiestas principales: Pascua, Pentecostés, festival de la Cosecha, fiesta de las Trompetas y día de la Expiación. Además de éstas se celebraban todos los sábados y fiestas menores. La noche del viernes sonaban las trompetas del Sabbath y todos debían interrumpir el trabajo porque la Ley mosaica prohibía cualquier tipo de labor en sábado. Incluso las comidas debían prepararse el viernes. Por la mañana se congregaban en la sinagoga.
Ilustración de Peter Connolly (Ed. Oxford University Press) que muestra la reconstrucción de la sinagoga de los zelotes en Herodium.
La sinagoga era un edificio generalmente de planta cuadrangular con una sala amplia donde se reunían los judíos para orar. Cada sinagoga estaba dirigida por un comité elegido entre los lugareños. La ceremonia comenzaba con un hombre que oraba y después otros siete que leían pasajes de la Torá. Al terminar la lectura se decía un sermón. Al atardecer volvían a sonar la trompetas y se daba por finalizado el Sabbath.
La vida religiosa oficial de Israel se articulaba en torno al grandioso Templo de Jerusalén.
Magnífica ilustración del maestro Peter Connolly (Ed. Oxford University Press) que muestra el Templo de Jerusalén tal y como lo vio Jesús a principios del siglo I de nuestra era. La ilustración lo muestra visto desde el sur. En la esquina noroeste se alza la imponente mole de la fortaleza Antonia, una de cuyas torres formaba parte del Templo. La Antonia estaba ocupada por una cohorte de auxiliares del ejército romano bajo el mando de un tribuno.
Durante las celebraciones los soldados ocupaban los techos del atrio en previsión de disturbios tal y como muestra la ilustración de abajo, también obra de Connolly:
Peter Connolly (Ed. Oxford University Press).
El Templo de Jerusalén tiene sus orígenes en el Templo construido por el rey Salomón y que tras su destrucción fue reedificado por Zorobabel después del exilio en Babilonia. Tras la guerra que le dio definitivamente el trono, el rey Herodes el Grande llevó a cabo una obra colosal de reconstrucción total que comenzó entre el 20-19 a.C. y que sólo se terminaría completamente tras 60 años de trabajos. Herodes dobló la extensión del Templo antiguo, para lo que hubo que construir gigantesco muros de contención a fin de crear una plataforma artificial, ya que el terreno se hallaba en pendiente del valle de Cedrón (allí el nivel de la plataforma está a unos 45 metros del suelo). Para descargar el peso, en la esquina sudeste la plataforma se sostenía en un sistema de arcos de descarga conocidos como "los establos de Salomón". El nuevo patio tenía planta rectangular y medía 480 x 300 metros. Estaba rodeado por paredes de piedra de 5 m. de espesor. De aquella inmensa construcción hoy nos queda la gran plataforma que aún sigue dominando Jerusalén. Hoy, gracias a las excavaciones arqueológicas que se han podido llevar a cabo a partir de 1967 en el perímetro (aquella zona no está para muchas bromas...) tenemos una idea bastante exacta de todo lo que fue este colosal recinto sagrado. En concreto, la parte de la zona inferior de la imagen, con la gran escalera en forma de L (extremo inferior izquierdo) que daba acceso a la zona de reuniones y parte administrativa del Templo (a partir del año 30 d.C. se reunía allí el Sanedrín), y las grandes escalinatas centrales que llevan a la zona de reuniones y la parte superior izquierda, donde se hallaba la famosa "Torre Antonia", la fortaleza que se alzaba amenazadoramente en una de sus esquinas y una de cuyas torres (la más alta) se adentraba en el mismo recinto del patio del templo. Las excavaciones de la zona sur han sacado a la luz un edificio de baños rituales donde los judíos se purificaban antes de acceder al Templo.
El Templo constaba de dos partes: el enorme pórtico exterior que formaba un cuadrado porticado en su parte interna con enormes columnas delimitaba un patio llamado "atrio de los gentiles" al que todos podían acceder fueran judíos o gentiles, hombres o mujeres y el edificio del Templo en sí, situado en el centro del patio y que tuvo que ser construido por mil sacerdotes adiestrados en albañilería a fin de que manos impuras no lo profanaran antes de ser consagrado. Un muro bajo de medio metro de altura en la que había placas donde se leía la siguiente advertencia en griego y en latín: "Ningún extranjero podrá entrar en la balaustrada y recinto que rodean la zona del templo. El que sea capturado será reo de muerte". Este edificio constaba de varias partes diferenciadas: tenía nueve entradas cuyas puertas estaban forradas de placas de oro y plata. Las tres puertas occidentales daban acceso al llamado "patio de las mujeres". Desde éste, una gran puerta de bronce daba acceso al "patio de los israelitas" donde las mujeres no podían acceder y que estaba presidido por un enorme altar de mármol blanco donde se hacían los sacrificios diarios y tras él la fachada monumental del recinto sagrado, un edificio en forma de T de mármol blanco y oro. Este edificio constaba de dos recintos: el primero era el Santuario, cuyas puertas de oro estaban abiertas aunque cubiertas por cortinajes. En el santuario, al que sólo podían acceder sacerdotes, se hallaban el calendabro de siete brazos o menorah, símbolo de Israel, la mesa del pan ácimo y el altar del incienso. Más allá, una enorme cortina ocultaba el Sancta Santorum, una enorme habitación sin ningún tipo de decoración ni mueble alguno donde sólo podía entrar el sumo sacerdote una vez al año para quemar incienso el día de la expiación.
El Templo por Peter Connolly (Ed. Oxford University Press). Corte longitudinal que muestra las distintas partes de las que se componía.
En este Templo comenzó Jesús su vida pública a los doce años, según nos relata Lucas en el segundo capítulo de su Evangelio, versículos 40-49:
El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua.Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiestay, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres.Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles;todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.»El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»
El JESÚS oculto
Un pequeño inciso: ¿Cuándo nació Jesús? No es algo que tenga importancia teológica, pero la curiosidad histórica nos lleva a preguntárnoslo. Generalmente se cree que Jesús nació el año 1 de nuestra era. En realidad Jesús nació el 6 ó el 7 (antes de Cristo), ya que fue en esta fecha cuando se realizó el censo ordenado por el gobernador de Siria, Cirino, y que obligó a José y a María, que residían en Nazaret, a viajar hasta Belén para registrarse, ya que ambos eran de la tribu de David. Y allí, en Belén, fue donde nació Jesús. El error lo cometió Dionisio el Exiguo en el siglo VI al hacerse un lío con las fechas, pero no es más que una anécdota que en nada influye en el Mensaje de Cristo.
No podía tener el Hijo de Dios un alumbramiento más digno que en un establo, adorado por pastores. Frente a los palacios y a las riquezas mundanas, Cristo nos dio una lección eterna de humildad. Dios no necesita mármoles ni oro para afirmar su dignidad porque Dios es Dios en el establo y donde haga falta. Es la soberbia humana la que se adorna con joyas. Dios sólo necesita adornarse con su Poder.
Grabado de Doré donde se ilustra la Natividad: el nacimiento de Cristo en el establo de la posada de Belén.
Es el maravilloso Evangelio de Lucas el que más nos acerca a la vida del Jesús niño y adolescente, ese Jesús oculto por el que el evangelista muestra tanta admiración. Lo más probable es que fuera la propia Virgen María la que le relatara al evangelista esos recuerdos que como Lucas dice, ella guardaba vivamente en su corazón.
¿Cómo fue la vida del Jesús niño?
Como la de cualquier otro niño de Nazaret:
acostumbrado a ver a José trabajando duramente en su carpintería con esfuerzo y dedicación. Peter Connolly (Ed. Oxford University Press)
y a su Madre María ocupándose de las tareas del hogar como la cocina o la confección de ropas. Peter Connolly (Ed. Oxford University Press)
¿Cuándo tomó conciencia Jesús de quién era realmente? Lucas en el segundo capítulo de su Evangelio nos lo narra así (versículos 41-49):
Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.»El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»
Los Evangelios nos muestran a un Jesús que es plenamente consciente de su destino desde los 12 años de edad. Su Madre, la Virgen María, tiene un papel relevante en todo el Evangelio, desde la Anunciación hasta la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, pero de José no volvemos a saber después del episodio del templo arriba señalado. Por lo que debió morir antes de que Jesús comenzara su Ministerio. Jesús tenía un respeto sacro por la Ley mosaica, ley revelada a Moisés por Dios durante la marcha del pueblo de Israel a través del desierto del Sinaí. Por ello cumpliría fielmente el cuarto mandamiento: "Honrarás a tu padre y a tu madre". En el Evangelio vemos a una Virgen María que sigue a Jesús y a un Jesús que acompaña a la Virgen María, exactamente como cualquier madre e hijo. Las palabras que Jesús dirige a Juan en la cruz nos muestran el profundo amor que sintió por su Madre por la que mostró preocupación a las mismas puertas de la muerte (Juan, capítulo 19, versículos 26-27):
Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
Un pequeño inciso: ¿Cuándo nació Jesús? No es algo que tenga importancia teológica, pero la curiosidad histórica nos lleva a preguntárnoslo. Generalmente se cree que Jesús nació el año 1 de nuestra era. En realidad Jesús nació el 6 ó el 7 (antes de Cristo), ya que fue en esta fecha cuando se realizó el censo ordenado por el gobernador de Siria, Cirino, y que obligó a José y a María, que residían en Nazaret, a viajar hasta Belén para registrarse, ya que ambos eran de la tribu de David. Y allí, en Belén, fue donde nació Jesús. El error lo cometió Dionisio el Exiguo en el siglo VI al hacerse un lío con las fechas, pero no es más que una anécdota que en nada influye en el Mensaje de Cristo.
No podía tener el Hijo de Dios un alumbramiento más digno que en un establo, adorado por pastores. Frente a los palacios y a las riquezas mundanas, Cristo nos dio una lección eterna de humildad. Dios no necesita mármoles ni oro para afirmar su dignidad porque Dios es Dios en el establo y donde haga falta. Es la soberbia humana la que se adorna con joyas. Dios sólo necesita adornarse con su Poder.
Grabado de Doré donde se ilustra la Natividad: el nacimiento de Cristo en el establo de la posada de Belén.
Es el maravilloso Evangelio de Lucas el que más nos acerca a la vida del Jesús niño y adolescente, ese Jesús oculto por el que el evangelista muestra tanta admiración. Lo más probable es que fuera la propia Virgen María la que le relatara al evangelista esos recuerdos que como Lucas dice, ella guardaba vivamente en su corazón.
¿Cómo fue la vida del Jesús niño?
Como la de cualquier otro niño de Nazaret:
acostumbrado a ver a José trabajando duramente en su carpintería con esfuerzo y dedicación. Peter Connolly (Ed. Oxford University Press)
y a su Madre María ocupándose de las tareas del hogar como la cocina o la confección de ropas. Peter Connolly (Ed. Oxford University Press)
¿Cuándo tomó conciencia Jesús de quién era realmente? Lucas en el segundo capítulo de su Evangelio nos lo narra así (versículos 41-49):
Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.»El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»
Los Evangelios nos muestran a un Jesús que es plenamente consciente de su destino desde los 12 años de edad. Su Madre, la Virgen María, tiene un papel relevante en todo el Evangelio, desde la Anunciación hasta la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, pero de José no volvemos a saber después del episodio del templo arriba señalado. Por lo que debió morir antes de que Jesús comenzara su Ministerio. Jesús tenía un respeto sacro por la Ley mosaica, ley revelada a Moisés por Dios durante la marcha del pueblo de Israel a través del desierto del Sinaí. Por ello cumpliría fielmente el cuarto mandamiento: "Honrarás a tu padre y a tu madre". En el Evangelio vemos a una Virgen María que sigue a Jesús y a un Jesús que acompaña a la Virgen María, exactamente como cualquier madre e hijo. Las palabras que Jesús dirige a Juan en la cruz nos muestran el profundo amor que sintió por su Madre por la que mostró preocupación a las mismas puertas de la muerte (Juan, capítulo 19, versículos 26-27):
Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
El primer acto público del Jesús maduro (tras la breve aparición en el Templo a los doce años) es su bautismo de manos de Juan Bautista, seis meses mayor que Jesús y que preparó el camino de Éste hablando al pueblo sobre la misión de Cristo. Los maravillosos grabados son del magnífico Gustavo Doré:
Jesús inició rápidamente su Magisterio ante el pueblo. No ante los reyes o sumos sacerdotes, sino ante aquellos de quien es el Reino primeramente: los más desposeídos. La gente sencilla a la que Dios quiso llegar antes. Jesús les habló de Amor. Del Amor de Dios por ellos y de la venida del Reino al que llegaríamos por nuestras buenas acciones y no por nuestra hipocresía.
Juan, capítulo 13, versículos 34-35):
Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros como yo os he amado.
En esto conocerán todos que sois mis discípulos: si os tenéis amor unos a otros.
Los Evangelios recuerdan a Jesús en medio de la gente, sanando enfermos y demostrando la piedad y el amor de Dios a su pueblo. Cristo es el Poder de Dios hecho carne. El poder sobre el mal, sobre la enfermedad e incluso, y por encima de todo, el poder sobre la muerte.
Los Evangelios nos muestran a Jesús sintiéndose grato en presencia de niños y mujeres. En aquellos tiempos, los niños y las mujeres eran considerados poco más que estorbos, pero Jesús se acercó a ellos demostrando que el reino es de TODOS POR IGUAL, sean hombres, mujeres, niños o ancianos. La igualdad de los hombres ante Dios es proclamada por Jesús no sólo con palabras, sino con gestos como éste.
Una vez se dio a conocer al pueblo de Dios, Jesús acudió a las sinagogas y al Templo para enseñar la Palabra de Dios a los sacerdotes. Las castas religiosas judías le recibieron con temor, ya que sus enseñanzas ponían a Dios por encima de todo ¡incluso por encima de ellos, tan bien situados y que tanto mandaban!
En el Templo de Jerusalén Jesús se enfureció al ver el negocio montado allí y derribó los puestos de los mercaderes. Dios y el negocio no casan bien, y eso es algo que Lucas no se cansa de repetir tanto en su Evangelio como en los Hechos de los Apóstoles.
En el Templo, los sacerdotes le presentaron a una mujer que había cometido adulterio, por lo que iba a morir lapidada. Jesús la protegió y les dijo que aquel que estuviera libre de pecado tirara la primera piedra. Uno de los pilares del Mensaje de Cristo es que el hombre no debe juzgar el corazón de sus semejantes, ya que es algo que está reservado única y exclusivamente a Dios. Sólo Dios es juez de nuestros sentimientos.
Próxima la hora de su sacrificio por todos nosotros, Jesús sintió flaquear sus fuerzas y un ángel llegó para confortarle. La humanidad de Cristo se manifiesta así de la manera más evidente, y la muerte en la Cruz será el punto culminante de la vida de un Dios hecho hombre que quiso serlo hasta el final. Para nosotros, los cristianos, éste es el más maravilloso ejemplo de solidaridad, Amor y misericordia jamás visto.
Jesús inició rápidamente su Magisterio ante el pueblo. No ante los reyes o sumos sacerdotes, sino ante aquellos de quien es el Reino primeramente: los más desposeídos. La gente sencilla a la que Dios quiso llegar antes. Jesús les habló de Amor. Del Amor de Dios por ellos y de la venida del Reino al que llegaríamos por nuestras buenas acciones y no por nuestra hipocresía.
Juan, capítulo 13, versículos 34-35):
Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros como yo os he amado.
En esto conocerán todos que sois mis discípulos: si os tenéis amor unos a otros.
Los Evangelios recuerdan a Jesús en medio de la gente, sanando enfermos y demostrando la piedad y el amor de Dios a su pueblo. Cristo es el Poder de Dios hecho carne. El poder sobre el mal, sobre la enfermedad e incluso, y por encima de todo, el poder sobre la muerte.
Los Evangelios nos muestran a Jesús sintiéndose grato en presencia de niños y mujeres. En aquellos tiempos, los niños y las mujeres eran considerados poco más que estorbos, pero Jesús se acercó a ellos demostrando que el reino es de TODOS POR IGUAL, sean hombres, mujeres, niños o ancianos. La igualdad de los hombres ante Dios es proclamada por Jesús no sólo con palabras, sino con gestos como éste.
Una vez se dio a conocer al pueblo de Dios, Jesús acudió a las sinagogas y al Templo para enseñar la Palabra de Dios a los sacerdotes. Las castas religiosas judías le recibieron con temor, ya que sus enseñanzas ponían a Dios por encima de todo ¡incluso por encima de ellos, tan bien situados y que tanto mandaban!
En el Templo de Jerusalén Jesús se enfureció al ver el negocio montado allí y derribó los puestos de los mercaderes. Dios y el negocio no casan bien, y eso es algo que Lucas no se cansa de repetir tanto en su Evangelio como en los Hechos de los Apóstoles.
En el Templo, los sacerdotes le presentaron a una mujer que había cometido adulterio, por lo que iba a morir lapidada. Jesús la protegió y les dijo que aquel que estuviera libre de pecado tirara la primera piedra. Uno de los pilares del Mensaje de Cristo es que el hombre no debe juzgar el corazón de sus semejantes, ya que es algo que está reservado única y exclusivamente a Dios. Sólo Dios es juez de nuestros sentimientos.
Próxima la hora de su sacrificio por todos nosotros, Jesús sintió flaquear sus fuerzas y un ángel llegó para confortarle. La humanidad de Cristo se manifiesta así de la manera más evidente, y la muerte en la Cruz será el punto culminante de la vida de un Dios hecho hombre que quiso serlo hasta el final. Para nosotros, los cristianos, éste es el más maravilloso ejemplo de solidaridad, Amor y misericordia jamás visto.
Los Doce Apóstoles
Doce hombres elegidos por Jesús para seguirle, uno de ellos habría de ser quien lo entregara al sacrificio.
La Última Cena la víspera de la crucifixión. En ella se instituyó la Eucaristía.
Los Apóstoles fueron elegidos uno a uno por Jesús para cumplir su misión. Incluso Judas que le entregó cumplió su papel. Los apóstoles eran todos gente sencilla. Pedro, el llamado a ser cabeza de la Iglesia, era pescador en el mar de Galilea. Ellos fueron el apoyo terrenal de nuestro Señor en su Magisterio y ellos serían los cimientos vivos de la Iglesia surgida tras la resurrección de Cristo. En Pentecostés Cristo les envió el Espíritu Santo a ellos y a Santa María. A partir de ese momento comenzó el apostolado de los testigos vivos que rápidamente se fue extendiendo primero por todo Israel y después por todo el mundo, llevando su testimonio de Fe a todos los hombres sin importar su raza o condición.
Entre los Apóstoles destacan dos figuras grandiosas: Pedro y Pablo.
Pedro es la Piedra de la Iglesia, el hombre designado por Jesús para liderarla sosteniéndola en sus más difíciles momentos. El apóstol que negó tres veces a Jesús demostró después una firmeza y valentía pétreas. Pedro es la piedra angular de la Iglesia de los hombres.
Pablo es el verdadero carisma evangélico de la Iglesia. Es irónico que fuera precisamente él, que fue el más violento perseguidor de la Iglesia, el llamado a ser el apóstol evangelizador de los gentiles, aquel que abrió la Iglesia a todos los hombres del mundo. Pablo es la fuerza de la Fe del momento, del instante, el tiempo presente bañado por Cristo que está presente siempre y en todo momento. Pablo es la fuerza de la Fe inquebrantable que aún en su peor momento, cuando escribe la descorazonadora segunda carta a Timoteo, cuando el fin está ya próximo, se manifiesta en medio del dolor como el único reducto libre de él mismo.
Los Apóstoles, obra viva y primera de nuestra Iglesia son los testigos de la institución por Cristo de la Eucaristía y son ellos los que continúan su tradición conforme al mandato de Cristo en la Última Cena. Esa tradición eucarística transmitida por los Apóstoles y que celebramos cada domingo en la iglesia es el testimonio vivo de la presencia de Cristo entre nosotros al convertir el pan y el vino en carne y sangre.
Doce hombres elegidos por Jesús para seguirle, uno de ellos habría de ser quien lo entregara al sacrificio.
La Última Cena la víspera de la crucifixión. En ella se instituyó la Eucaristía.
Los Apóstoles fueron elegidos uno a uno por Jesús para cumplir su misión. Incluso Judas que le entregó cumplió su papel. Los apóstoles eran todos gente sencilla. Pedro, el llamado a ser cabeza de la Iglesia, era pescador en el mar de Galilea. Ellos fueron el apoyo terrenal de nuestro Señor en su Magisterio y ellos serían los cimientos vivos de la Iglesia surgida tras la resurrección de Cristo. En Pentecostés Cristo les envió el Espíritu Santo a ellos y a Santa María. A partir de ese momento comenzó el apostolado de los testigos vivos que rápidamente se fue extendiendo primero por todo Israel y después por todo el mundo, llevando su testimonio de Fe a todos los hombres sin importar su raza o condición.
Entre los Apóstoles destacan dos figuras grandiosas: Pedro y Pablo.
Pedro es la Piedra de la Iglesia, el hombre designado por Jesús para liderarla sosteniéndola en sus más difíciles momentos. El apóstol que negó tres veces a Jesús demostró después una firmeza y valentía pétreas. Pedro es la piedra angular de la Iglesia de los hombres.
Pablo es el verdadero carisma evangélico de la Iglesia. Es irónico que fuera precisamente él, que fue el más violento perseguidor de la Iglesia, el llamado a ser el apóstol evangelizador de los gentiles, aquel que abrió la Iglesia a todos los hombres del mundo. Pablo es la fuerza de la Fe del momento, del instante, el tiempo presente bañado por Cristo que está presente siempre y en todo momento. Pablo es la fuerza de la Fe inquebrantable que aún en su peor momento, cuando escribe la descorazonadora segunda carta a Timoteo, cuando el fin está ya próximo, se manifiesta en medio del dolor como el único reducto libre de él mismo.
Los Apóstoles, obra viva y primera de nuestra Iglesia son los testigos de la institución por Cristo de la Eucaristía y son ellos los que continúan su tradición conforme al mandato de Cristo en la Última Cena. Esa tradición eucarística transmitida por los Apóstoles y que celebramos cada domingo en la iglesia es el testimonio vivo de la presencia de Cristo entre nosotros al convertir el pan y el vino en carne y sangre.
El por qué de un odio
Desde el primer momento que uno se pone ante el Evangelio tiene la sensación de estar asistiendo a un sacrificio anunciado. Efectivamente, Jesús habla en muchas ocasiones de su Destino trágico porque Él es plenamente consciente de cuán amargo es el cáliz que le ha tocado beber.
¿Cuáles son las circunstancias que llevan a un Jesús que predica el amor y la paz a la Cruz?
El judaísmo se hallaba en crisis. Una profunda crisis cuyo origen era la inadaptación de la Ley mosaica a la vida cotidiana de un pueblo muchos siglos después. Esta inadaptación había degenerado en una serie de sectas como los fariseos, los saduceos y otras, que se consideraban intérpretes exclusivas de la Ley. En aquel Israel de Jesús, bajo dominio romano, había judíos "colaboracionistas" con Roma y había judíos que combatían a Roma y además todo ello bien aderezado con un fanatismo que imponía unos prejuicios sociales muy intensos, prejuicios económicos y hasta prejuicios geográficos (los samaritanos, habitantes de la región de Samaria, aunque judíos, eran considerados por los demás unos auténticos "apestados".
Pero por encima de todo Jesús, que enfrentó valientemente todos estos problemas, se enfrentó a las castas dominantes de los saduceos y los fariseos que habían convertido la Ley mosaica en su negocio privado. Estas castas dirigentes vivían a costa de la religión. Los dirigentes no eran hombres piadosos en su mayoría (había, como en todo gratas excepciones) sino burócratas atrincherados en el Templo tras la Ley de Moisés.
Y Jesús se lo echó en cara abiertamente, valientemente, les recriminó su falta de respeto por la Ley y su falta de respeto ante Dios. Así pues ellos vieron en seguida a Jesús como un peligro, un "revolucionario" que venía a levantarles de sus poltronas del Sanedrín de las que tan bien vivían a costa del pueblo.
Pero ellos no fueron más que instrumentos de Dios, incluso su odio visceral contra Jesús que les llevó a crucificarlo sirvió al propósito de la Resurrección: Lo que el odio y la infamia habían conseguido Dios lo deshizo al tercer día, y esa es una lección que los cristianos debemos tener muy presente.
Desde el primer momento que uno se pone ante el Evangelio tiene la sensación de estar asistiendo a un sacrificio anunciado. Efectivamente, Jesús habla en muchas ocasiones de su Destino trágico porque Él es plenamente consciente de cuán amargo es el cáliz que le ha tocado beber.
¿Cuáles son las circunstancias que llevan a un Jesús que predica el amor y la paz a la Cruz?
El judaísmo se hallaba en crisis. Una profunda crisis cuyo origen era la inadaptación de la Ley mosaica a la vida cotidiana de un pueblo muchos siglos después. Esta inadaptación había degenerado en una serie de sectas como los fariseos, los saduceos y otras, que se consideraban intérpretes exclusivas de la Ley. En aquel Israel de Jesús, bajo dominio romano, había judíos "colaboracionistas" con Roma y había judíos que combatían a Roma y además todo ello bien aderezado con un fanatismo que imponía unos prejuicios sociales muy intensos, prejuicios económicos y hasta prejuicios geográficos (los samaritanos, habitantes de la región de Samaria, aunque judíos, eran considerados por los demás unos auténticos "apestados".
Pero por encima de todo Jesús, que enfrentó valientemente todos estos problemas, se enfrentó a las castas dominantes de los saduceos y los fariseos que habían convertido la Ley mosaica en su negocio privado. Estas castas dirigentes vivían a costa de la religión. Los dirigentes no eran hombres piadosos en su mayoría (había, como en todo gratas excepciones) sino burócratas atrincherados en el Templo tras la Ley de Moisés.
Y Jesús se lo echó en cara abiertamente, valientemente, les recriminó su falta de respeto por la Ley y su falta de respeto ante Dios. Así pues ellos vieron en seguida a Jesús como un peligro, un "revolucionario" que venía a levantarles de sus poltronas del Sanedrín de las que tan bien vivían a costa del pueblo.
Pero ellos no fueron más que instrumentos de Dios, incluso su odio visceral contra Jesús que les llevó a crucificarlo sirvió al propósito de la Resurrección: Lo que el odio y la infamia habían conseguido Dios lo deshizo al tercer día, y esa es una lección que los cristianos debemos tener muy presente.
El juicio de Poncio Pilato
Poncio Pilato, prefecto (que no procurador, ojo) de Judea del año 26 al 36 de nuestra era, se encontraba en Jerusalén, instalado en el palacio de Herodes de la ciudad alta. Se acercaba la Pascua y la presencia del prefecto causaba un efecto intimidatorio a los judíos.
Pilato no era un buen hombre. Eso queda bien claro al leer su curriculum. El relato de los Evangelios nos muestra a un perfecto y cuadriculado burócrata preocupado por hacer cumplir la ley de Roma, exactamente igual que cualquier funcionario celoso de su deber. A lo largo de la Historia se han cargado mucho las tintas contra él, pero lo cierto es que no fue culpable directo de la muerte de Jesús. Es más, si leemos los Evangelios ¡que falta nos hace!, veremos cómo trató de evitar que Jesús fuera condenado porque jurídicamente no veía que hubiera cometido delito alguno. Pilato era el perfecto funcionario romano: con un cerebro frío y un corazón de piedra.
El juicio de Jesús reconstruido por Peter Connolly (Ed. Oxford University Press). Connolly, al igual que la mayoría de los historiadores, se decide por situarlo en el palacio de Herodes en lugar de en la fortaleza Antonia. En este caso el lugar elegido sería, sin duda, uno de los accesos principales, ya que era un juicio público y había que conjugar la presencia del gentío con la seguridad interna del recinto. En la ilustración aparece una de las escalinata de acceso y el pórtico en cuyo centro se halla el estrado donde Pilato, revestido con la toga praetexta ribeteada en púrpura propia de los altos magistrados en ejercicio, juzga auxiliado por otros dos magistrados romanos. Los soldados que aparecen flanqueando el estrado son auxiliares (soldados que no tenían la ciudadanía romana, éstos eran probablemente sirios) del ejército romano. Una cohorte (480 hombres) de estos auxiliares al mando de un tribuno se hallaba de guarnición permanente en la Torre Antonia, ya que en Jerusalén no había legionarios (soldados pertenecientes a las legiones), sino auxiliares. Para más información ver mi web LAS LEGIONES DE JULIO CÉSAR
Los juicios romanos seguían un trámite estricto: los acusadores (cualquier ciudadano libre) presentaban los cargos y los testigos que los apoyaban. El acusado tenía tres oportunidades de defenderse.
Los miembros del Sanedrín, temerosos de Cristo, decidieron su muerte espoleados por Caifás, sumo sacerdote. Pero el sanedrín no tenía competencias jurídicas civiles y no podía aplicar el Ius gladii, la pena de muerte. Y a la vez no querían linchar a Jesús por temor a la reacción del pueblo, por lo que la solución de Caifás fue tratar de que fuera Roma la que ejecutara la pena y se llevara las culpas. Así que llevaron a Jesús ante Poncio Pilato y le acusaron no sólo de ser un blasfemo contra la Ley de Moisés (cosa que a Pilato le traía sin cuidado), sino también de "rebelión contra Roma", lo que llamó la atención del prefecto de Judea, aunque según narran los Evangelios se dio cuenta en seguida de que Jesús no era un peligro para Roma y que los judíos sólo pretendían involucrar a Roma en un asunto meramente religioso. Los acusadores deseaban la muerte de Jesús, pero como eran cobardes y viles que eran, a la vez temían la reacción de los seguidores del Nazareno y por ello trataron que Pilato creyera que Jesús era un revolucionario anti-romano, pero Pilato no picó. Sigamos con atención el relato de los hechos que nos hace Lucas (Lucas 23,1-25):
Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato.Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey.»Pilato le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices.»Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: «Ningún delito encuentro en este hombre.»
Pero ellos insistían diciendo: «Solivianta al pueblo, enseñando por toda Judea, desde Galilea, donde comenzó, hasta aquí.»
Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo.Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que por aquellos días estaba también en Jerusalén.
Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de él, y esperaba presenciar alguna señal que él hiciera.Le preguntó con mucha palabrería, pero él no respondió nada.Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándole con insistencia.
Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato.Aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes estaban enemistados.
Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al puebloy les dijo: «Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis.
Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte.Así que le castigaré y le soltaré.»Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!»Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato.Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús,pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!»Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré.»
Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada vez más fuertes.Pilato sentenció que se cumpliera su demanda.Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad.
Si el comportamiento de Herodes el tetrarca (hijo de Herodes el Grande) es ridículo, el de Pilato es primero ajustado a la ley, pero cuando se convoca juicio público y Jesús comparece ante un auditorio evidentemente "seleccionado" por sus acusadores, la mente obtusa y envilecida de Pilato sólo ve a un acusado y a muchos acusadores pidiendo su muerte. Probablemente pensó que mejor dejar que mataran a Jesús para calmar el ansia de sangre de aquellos judíos y así, con cobardía, dejó a Jesús en manos de los verdugos no sin antes dejar constancia de que él no tenía nada contra aquel hombre al que iban a crucificar. En este caso llama la atención que los que le acusaban prefirieran que se dejase libre a un asesino convicto como Barrabás antes que a un inocente como Jesús, lo que demuestra el tremendo grado de fanatismo, intransigencia e intolerancia de ciertos sectores judíos...
...Y no olvidemos tampoco que Jesús, María y los doce apóstoles eran judíos de pura cepa ¡y bien orgullosos que estaban todos ellos de serlo!, por lo que no se puede culpar de los pecados de unos a todo un pueblo como desgraciadamente se ha hecho tan a menudo.
Pilato era un hombre de Sejano, el prefecto del pretorio de Roma. Cuando cayó Sejano, Pilato fue cesado y llamado a Roma donde tuvo que dar cuenta de otras de sus "hazañas", como la famosa masacre de samaritanos y demás asesinatos en masa. Se le condenó por sus excesos, fue desterrado a la Galia y murió poco después.
Poncio Pilato, prefecto (que no procurador, ojo) de Judea del año 26 al 36 de nuestra era, se encontraba en Jerusalén, instalado en el palacio de Herodes de la ciudad alta. Se acercaba la Pascua y la presencia del prefecto causaba un efecto intimidatorio a los judíos.
Pilato no era un buen hombre. Eso queda bien claro al leer su curriculum. El relato de los Evangelios nos muestra a un perfecto y cuadriculado burócrata preocupado por hacer cumplir la ley de Roma, exactamente igual que cualquier funcionario celoso de su deber. A lo largo de la Historia se han cargado mucho las tintas contra él, pero lo cierto es que no fue culpable directo de la muerte de Jesús. Es más, si leemos los Evangelios ¡que falta nos hace!, veremos cómo trató de evitar que Jesús fuera condenado porque jurídicamente no veía que hubiera cometido delito alguno. Pilato era el perfecto funcionario romano: con un cerebro frío y un corazón de piedra.
El juicio de Jesús reconstruido por Peter Connolly (Ed. Oxford University Press). Connolly, al igual que la mayoría de los historiadores, se decide por situarlo en el palacio de Herodes en lugar de en la fortaleza Antonia. En este caso el lugar elegido sería, sin duda, uno de los accesos principales, ya que era un juicio público y había que conjugar la presencia del gentío con la seguridad interna del recinto. En la ilustración aparece una de las escalinata de acceso y el pórtico en cuyo centro se halla el estrado donde Pilato, revestido con la toga praetexta ribeteada en púrpura propia de los altos magistrados en ejercicio, juzga auxiliado por otros dos magistrados romanos. Los soldados que aparecen flanqueando el estrado son auxiliares (soldados que no tenían la ciudadanía romana, éstos eran probablemente sirios) del ejército romano. Una cohorte (480 hombres) de estos auxiliares al mando de un tribuno se hallaba de guarnición permanente en la Torre Antonia, ya que en Jerusalén no había legionarios (soldados pertenecientes a las legiones), sino auxiliares. Para más información ver mi web LAS LEGIONES DE JULIO CÉSAR
Los juicios romanos seguían un trámite estricto: los acusadores (cualquier ciudadano libre) presentaban los cargos y los testigos que los apoyaban. El acusado tenía tres oportunidades de defenderse.
Los miembros del Sanedrín, temerosos de Cristo, decidieron su muerte espoleados por Caifás, sumo sacerdote. Pero el sanedrín no tenía competencias jurídicas civiles y no podía aplicar el Ius gladii, la pena de muerte. Y a la vez no querían linchar a Jesús por temor a la reacción del pueblo, por lo que la solución de Caifás fue tratar de que fuera Roma la que ejecutara la pena y se llevara las culpas. Así que llevaron a Jesús ante Poncio Pilato y le acusaron no sólo de ser un blasfemo contra la Ley de Moisés (cosa que a Pilato le traía sin cuidado), sino también de "rebelión contra Roma", lo que llamó la atención del prefecto de Judea, aunque según narran los Evangelios se dio cuenta en seguida de que Jesús no era un peligro para Roma y que los judíos sólo pretendían involucrar a Roma en un asunto meramente religioso. Los acusadores deseaban la muerte de Jesús, pero como eran cobardes y viles que eran, a la vez temían la reacción de los seguidores del Nazareno y por ello trataron que Pilato creyera que Jesús era un revolucionario anti-romano, pero Pilato no picó. Sigamos con atención el relato de los hechos que nos hace Lucas (Lucas 23,1-25):
Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato.Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey.»Pilato le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices.»Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: «Ningún delito encuentro en este hombre.»
Pero ellos insistían diciendo: «Solivianta al pueblo, enseñando por toda Judea, desde Galilea, donde comenzó, hasta aquí.»
Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo.Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que por aquellos días estaba también en Jerusalén.
Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de él, y esperaba presenciar alguna señal que él hiciera.Le preguntó con mucha palabrería, pero él no respondió nada.Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándole con insistencia.
Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato.Aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes estaban enemistados.
Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al puebloy les dijo: «Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis.
Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte.Así que le castigaré y le soltaré.»Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!»Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato.Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús,pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!»Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré.»
Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada vez más fuertes.Pilato sentenció que se cumpliera su demanda.Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad.
Si el comportamiento de Herodes el tetrarca (hijo de Herodes el Grande) es ridículo, el de Pilato es primero ajustado a la ley, pero cuando se convoca juicio público y Jesús comparece ante un auditorio evidentemente "seleccionado" por sus acusadores, la mente obtusa y envilecida de Pilato sólo ve a un acusado y a muchos acusadores pidiendo su muerte. Probablemente pensó que mejor dejar que mataran a Jesús para calmar el ansia de sangre de aquellos judíos y así, con cobardía, dejó a Jesús en manos de los verdugos no sin antes dejar constancia de que él no tenía nada contra aquel hombre al que iban a crucificar. En este caso llama la atención que los que le acusaban prefirieran que se dejase libre a un asesino convicto como Barrabás antes que a un inocente como Jesús, lo que demuestra el tremendo grado de fanatismo, intransigencia e intolerancia de ciertos sectores judíos...
...Y no olvidemos tampoco que Jesús, María y los doce apóstoles eran judíos de pura cepa ¡y bien orgullosos que estaban todos ellos de serlo!, por lo que no se puede culpar de los pecados de unos a todo un pueblo como desgraciadamente se ha hecho tan a menudo.
Pilato era un hombre de Sejano, el prefecto del pretorio de Roma. Cuando cayó Sejano, Pilato fue cesado y llamado a Roma donde tuvo que dar cuenta de otras de sus "hazañas", como la famosa masacre de samaritanos y demás asesinatos en masa. Se le condenó por sus excesos, fue desterrado a la Galia y murió poco después.
Y las escrituras se cumplieron.
Jesús fue condenado a muerte y ejecutado en la Cruz. Así se cumplió lo dispuesto por el Señor para que el hombre quedara limpio de pecado.
Hoy estamos casi seguros que tuvo lugar el Viernes Santo, 7 de abril , el día anterior a la Pascua del año 30, ya que ese año cayó en sábado y cumple con todos los requisitos históricos que narran los Evangelios.
Cristo fue ejecutado por el método al que Cicerón describe como el más cruel y terrible de todos: la crucifixión.
La crucifixión ha sido una de las maneras más terribles en las que los hombres han sido asesinados por sus semejantes. La crucifixión no es sólo muerte, sino también tortura prolongada, dolor, agonía... La crucifixión, tan utilizada por los romanos, era el método de asesinato legal más terrorífico, y de esta forma actuaba no sólo como método de ejecución, sino como advertencia a todo el que pensara vulnerar las leyes. Por eso la crucifixión era pública y en lugares abiertos, para que los cuerpos quedaran expuestos y todos pudieran ver el castigo.
Gracias al descubrimiento de los huesos de Giv´at ha-Mitvar, desenterrados en 1968 al norte de Jerusalén y que pertenecen a un hombre crucificado (que nada tiene que ver con la crucifixión de Jesús, ojo...) de unos 26 años de edad y 1,67 metros de altura, podemos tener una idea muy completa de cómo era este inhumano y despreciable castigo.
En esta ilustración de Peter Connolly (Ed. Oxford University Press) se representa exactamente cómo era la crucifixión.
En primer lugar, tal y como describen los Evangelios, los reos de muerte eran flagelados. Los romanos utilizaban tres grados de dureza en la flagelación con látigo, así, la más dura era para los reos de muerte. Luego le cargaban el travesaño a la espalda y le hacían llevarlo hasta el lugar de la ejecución, donde el madero vertical estaba clavado de manera fija, esperando a su víctima. El hombre era tendido en el suelo boca arriba y sus brazos clavados al travesaño (no podían clavarles las palmas de las manos porque el peso desgarraría la carne fácilmente, por eso se clavaban los brazos del reo por debajo de las muñecas, entre los dos huesos del antebrazo: el cúbito y el radio). Entonces se subía el travesaño y se fijaba al madero vertical. El reo estaba de pie y podía apoyarse en un listón de madera que servía de asiento. Le subían las piernas y le clavaban los talones al madero. El examen de los clavos ha demostrado que el clavo atravesaba antes un trozo de madera de acacia o almendro para fijarse mejor. En este caso concreto, el clavo se había fijado a los huesos de los talones de tal modo que para descolgar al reo tuvieron que cortarle uno de los pies. Todo el peso del cuerpo quedaba colgado de los brazos, por lo que el cuerpo tiraba hacia abajo y los clavos iban desgarrando la carne de los antebrazos hasta que los huesos de las muñecas frenaban el descenso y el hombre comenzaba una agonía que podía durar horas y horas hasta que fallecía por asfixia entre horribles sufrimientos. Por encima de su cabeza se clavaba un cartel donde se daba cuenta de los crímenes cometidos por el reo. En el caso de Jesús el cartel decía en latín: Iesus Nazarenus Rex Iodorum: Jesús de Nazaret Rey de los Judíos, cuya conocida abreviatura es INRI.
Como medida de gracia, los soldados que llevaban a cabo esta espantosa ceremonia, podían partirle las piernas a golpes para acelerar su muerte, tal y como demuestra el examen médico de estos huesos donde el ángulo de la fractura es clave para determinar la postura exacta del reo en la cruz. Los huesos de Giv´at ha-Mitvar, que probablemente pertenezcan a un zelote que combatió a los romanos nos muestran heridas atroces que testimonian el completo desprecio por la vida que reinaba entonces y aún ahora en muchas naciones.
El relato de los Evangelios nos hace pensar que Jesús llegó en muy mal estado a la Cruz debido a los sufrimientos y torturas padecidos a manos de los auxiliares romanos y guardias judíos y, sobre todo, de la flagelación a que fue sometido. Puesto que Poncio Pilato no creía que fuera culpable de muerte lo más posible es que ordenara que le azotaran muy violentamente para evitarle el mayor sufrimiento posible en la Cruz. El evangelista Juan fue testigo de la crucifixión de Cristo y su relato es el que más pormenores señala sobre este episodio. Junto a Jesús fueron asesinados legalmente dos ladrones, uno de los cuales se burló de Cristo, pero el otro se apiadó de él y Jesús le prometió la salvación. Es la famosa historia de "el ladrón bueno". Recordemos que todo, absolutamente todo lo que nos presenta el Evangelio tiene un mensaje de Amor y de Esperanza y que la muerte de Jesús no fue más que el trámite físico, terrible y necesario, para su posterior Resurrección
Jesús fue condenado a muerte y ejecutado en la Cruz. Así se cumplió lo dispuesto por el Señor para que el hombre quedara limpio de pecado.
Hoy estamos casi seguros que tuvo lugar el Viernes Santo, 7 de abril , el día anterior a la Pascua del año 30, ya que ese año cayó en sábado y cumple con todos los requisitos históricos que narran los Evangelios.
Cristo fue ejecutado por el método al que Cicerón describe como el más cruel y terrible de todos: la crucifixión.
La crucifixión ha sido una de las maneras más terribles en las que los hombres han sido asesinados por sus semejantes. La crucifixión no es sólo muerte, sino también tortura prolongada, dolor, agonía... La crucifixión, tan utilizada por los romanos, era el método de asesinato legal más terrorífico, y de esta forma actuaba no sólo como método de ejecución, sino como advertencia a todo el que pensara vulnerar las leyes. Por eso la crucifixión era pública y en lugares abiertos, para que los cuerpos quedaran expuestos y todos pudieran ver el castigo.
Gracias al descubrimiento de los huesos de Giv´at ha-Mitvar, desenterrados en 1968 al norte de Jerusalén y que pertenecen a un hombre crucificado (que nada tiene que ver con la crucifixión de Jesús, ojo...) de unos 26 años de edad y 1,67 metros de altura, podemos tener una idea muy completa de cómo era este inhumano y despreciable castigo.
En esta ilustración de Peter Connolly (Ed. Oxford University Press) se representa exactamente cómo era la crucifixión.
En primer lugar, tal y como describen los Evangelios, los reos de muerte eran flagelados. Los romanos utilizaban tres grados de dureza en la flagelación con látigo, así, la más dura era para los reos de muerte. Luego le cargaban el travesaño a la espalda y le hacían llevarlo hasta el lugar de la ejecución, donde el madero vertical estaba clavado de manera fija, esperando a su víctima. El hombre era tendido en el suelo boca arriba y sus brazos clavados al travesaño (no podían clavarles las palmas de las manos porque el peso desgarraría la carne fácilmente, por eso se clavaban los brazos del reo por debajo de las muñecas, entre los dos huesos del antebrazo: el cúbito y el radio). Entonces se subía el travesaño y se fijaba al madero vertical. El reo estaba de pie y podía apoyarse en un listón de madera que servía de asiento. Le subían las piernas y le clavaban los talones al madero. El examen de los clavos ha demostrado que el clavo atravesaba antes un trozo de madera de acacia o almendro para fijarse mejor. En este caso concreto, el clavo se había fijado a los huesos de los talones de tal modo que para descolgar al reo tuvieron que cortarle uno de los pies. Todo el peso del cuerpo quedaba colgado de los brazos, por lo que el cuerpo tiraba hacia abajo y los clavos iban desgarrando la carne de los antebrazos hasta que los huesos de las muñecas frenaban el descenso y el hombre comenzaba una agonía que podía durar horas y horas hasta que fallecía por asfixia entre horribles sufrimientos. Por encima de su cabeza se clavaba un cartel donde se daba cuenta de los crímenes cometidos por el reo. En el caso de Jesús el cartel decía en latín: Iesus Nazarenus Rex Iodorum: Jesús de Nazaret Rey de los Judíos, cuya conocida abreviatura es INRI.
Como medida de gracia, los soldados que llevaban a cabo esta espantosa ceremonia, podían partirle las piernas a golpes para acelerar su muerte, tal y como demuestra el examen médico de estos huesos donde el ángulo de la fractura es clave para determinar la postura exacta del reo en la cruz. Los huesos de Giv´at ha-Mitvar, que probablemente pertenezcan a un zelote que combatió a los romanos nos muestran heridas atroces que testimonian el completo desprecio por la vida que reinaba entonces y aún ahora en muchas naciones.
El relato de los Evangelios nos hace pensar que Jesús llegó en muy mal estado a la Cruz debido a los sufrimientos y torturas padecidos a manos de los auxiliares romanos y guardias judíos y, sobre todo, de la flagelación a que fue sometido. Puesto que Poncio Pilato no creía que fuera culpable de muerte lo más posible es que ordenara que le azotaran muy violentamente para evitarle el mayor sufrimiento posible en la Cruz. El evangelista Juan fue testigo de la crucifixión de Cristo y su relato es el que más pormenores señala sobre este episodio. Junto a Jesús fueron asesinados legalmente dos ladrones, uno de los cuales se burló de Cristo, pero el otro se apiadó de él y Jesús le prometió la salvación. Es la famosa historia de "el ladrón bueno". Recordemos que todo, absolutamente todo lo que nos presenta el Evangelio tiene un mensaje de Amor y de Esperanza y que la muerte de Jesús no fue más que el trámite físico, terrible y necesario, para su posterior Resurrección
¡Y al tercer día resucitó!
La imagen de Cristo venciendo a la muerte es la imagen del poder de Dios. Pero no debemos olvidar que Jesús resucitó a varias personas como señalan los Evangelios, entre ellas a Lázaro, que es el más conocido de ellas.
Cristo es Dios hecho carne humana, y por ello su poder es el poder de la Creación, de la vida y de la muerte. Dios tiene poder para quitar la vida, pero no lo hace, sino que la da y aún cuando ésta ha sido quitada la devuelve en un supremo gesto de amor fraterno.
Los cristianos creemos en la resurrección de los muertos y en la vida eterna porque Jesús así nos lo reveló. Pero por si aún hubiera dudas ¡él mismo resucitó! Fue crucificado y murió como hombre que era. Y fue enterrado. Y como Dios que es, resucitó. Y tras resucitar volvió a nosotros, volvió a los apóstoles para darles testimonio vivo de su divinidad y del poder del Señor. ¿Qué otro testimonio puede haber más concluyente?
Los cristianos celebramos la resurrección de Cristo como el triunfo pleno de Dios ante todos nuestros temores, el mayor de los cuales es siempre la muerte. Nosotros somos testigos vivos de la promesa que Cristo nos hizo al darnos la vida eterna y por ello sabemos que la muerte no es más que el frío vestíbulo ante el que se abren las cálidas puertas del Reino.
Todos hemos perdido a un ser querido y sabemos lo doloroso que es, pero nos consolamos pensando, CREYENDO firmemente que la muerte nunca nos separa de él porque vive en Cristo. Así nos fue prometido y así lo creemos. La Resurreción de Cristo es la constatación física de su promesa: Cristo vence a la muerte y nos ofrece la posibilidad de acompañarle en su victoria eternamente.
Quien Cree no muere Nunca. Oracion pidiendo la continuada misericordia de Dios 86:1 Inclina, oh Jehová, tu oído, y escúchame,Porque estoy afligido y menesteroso.86:2 Guarda mi alma, porque soy piadoso;Salva tú, oh Dios mío, a tu siervo que en ti confía.86:3 Ten misericordia de mí, oh Jehová;Porque a ti clamo todo el día.86:4 Alegra el alma de tu siervo,Porque a ti, oh Señor, levanto mi alma.86:5 Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador,Y grande en misericordia para con todos los que te invocan.86:6 Escucha, oh Jehová, mi oración,Y está atento a la voz de mis ruegos.86:7 En el día de mi angustia te llamaré,Porque tú me respondes.86:8 Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses,Ni obras que igualen tus obras.86:9 Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor,Y glorificarán tu nombre.86:10 Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas;Sólo tú eres Dios.86:11 Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad;Afirma mi corazón para que tema tu nombre.86:12 Te alabaré, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón,Y glorificaré tu nombre para siempre.86:13 Porque tu misericordia es grande para conmigo,Y has librado mi alma de las profundidades del Seol.86:14 Oh Dios, los soberbios se levantaron contra mí,Y conspiración de violentos ha buscado mi vida,Y no te pusieron delante de sí.86:15 Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente,Lento para la ira, y grande en misericordia y verdad,86:16 Mírame, y ten misericordia de mí;Da tu poder a tu siervo,Y guarda al hijo de tu sierva.86:17 Haz conmigo señal para bien,Y véanla los que me aborrecen, y sean avergonzados;Porque tú, Jehová, me ayudaste y me consolaste. .
La imagen de Cristo venciendo a la muerte es la imagen del poder de Dios. Pero no debemos olvidar que Jesús resucitó a varias personas como señalan los Evangelios, entre ellas a Lázaro, que es el más conocido de ellas.
Cristo es Dios hecho carne humana, y por ello su poder es el poder de la Creación, de la vida y de la muerte. Dios tiene poder para quitar la vida, pero no lo hace, sino que la da y aún cuando ésta ha sido quitada la devuelve en un supremo gesto de amor fraterno.
Los cristianos creemos en la resurrección de los muertos y en la vida eterna porque Jesús así nos lo reveló. Pero por si aún hubiera dudas ¡él mismo resucitó! Fue crucificado y murió como hombre que era. Y fue enterrado. Y como Dios que es, resucitó. Y tras resucitar volvió a nosotros, volvió a los apóstoles para darles testimonio vivo de su divinidad y del poder del Señor. ¿Qué otro testimonio puede haber más concluyente?
Los cristianos celebramos la resurrección de Cristo como el triunfo pleno de Dios ante todos nuestros temores, el mayor de los cuales es siempre la muerte. Nosotros somos testigos vivos de la promesa que Cristo nos hizo al darnos la vida eterna y por ello sabemos que la muerte no es más que el frío vestíbulo ante el que se abren las cálidas puertas del Reino.
Todos hemos perdido a un ser querido y sabemos lo doloroso que es, pero nos consolamos pensando, CREYENDO firmemente que la muerte nunca nos separa de él porque vive en Cristo. Así nos fue prometido y así lo creemos. La Resurreción de Cristo es la constatación física de su promesa: Cristo vence a la muerte y nos ofrece la posibilidad de acompañarle en su victoria eternamente.
Quien Cree no muere Nunca. Oracion pidiendo la continuada misericordia de Dios 86:1 Inclina, oh Jehová, tu oído, y escúchame,Porque estoy afligido y menesteroso.86:2 Guarda mi alma, porque soy piadoso;Salva tú, oh Dios mío, a tu siervo que en ti confía.86:3 Ten misericordia de mí, oh Jehová;Porque a ti clamo todo el día.86:4 Alegra el alma de tu siervo,Porque a ti, oh Señor, levanto mi alma.86:5 Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador,Y grande en misericordia para con todos los que te invocan.86:6 Escucha, oh Jehová, mi oración,Y está atento a la voz de mis ruegos.86:7 En el día de mi angustia te llamaré,Porque tú me respondes.86:8 Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses,Ni obras que igualen tus obras.86:9 Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor,Y glorificarán tu nombre.86:10 Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas;Sólo tú eres Dios.86:11 Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad;Afirma mi corazón para que tema tu nombre.86:12 Te alabaré, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón,Y glorificaré tu nombre para siempre.86:13 Porque tu misericordia es grande para conmigo,Y has librado mi alma de las profundidades del Seol.86:14 Oh Dios, los soberbios se levantaron contra mí,Y conspiración de violentos ha buscado mi vida,Y no te pusieron delante de sí.86:15 Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente,Lento para la ira, y grande en misericordia y verdad,86:16 Mírame, y ten misericordia de mí;Da tu poder a tu siervo,Y guarda al hijo de tu sierva.86:17 Haz conmigo señal para bien,Y véanla los que me aborrecen, y sean avergonzados;Porque tú, Jehová, me ayudaste y me consolaste. .
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